junio 28, 2013

Izquierdización de Michelle Bachelet

Un discurso que los candidatos oficialistas han logrado instalar en la opinión publica a través de su reiteración en los medios de comunicación, es la "izquierdización" de Bachelet, señalando que ello sería perjudicial para el país, pues consideran una "irresponsabilidad" proponer un cambio radical al actual modelo de desarrollo, sin medir las consecuencias. En pocas palabras, afirman que estaríamos ante un eventual resurgimiento de un "populismo", cuyos efectos "negativos" en Latinoámerica no pueden ser ignorados.
Dicho discurso comenzó a surgir primero tras la incorporación del PC al conglomerado político "Nueva mayoría" (ex-concertación), indicando que dicha incorporación correría los limites de lo posible hacia la izquierda. Luego se reafirmó, cuando Bachelet comenzó a mostrar sus propuestas para su eventual gobierno (educación gratis y de calidad para todos, reforma tributaria -subir de 20 a 25 % impuesto a las empresas-, reforma profunda al sistema previsional, salud pública de calidad y cuestionamiento a las ISAPRES, cambiar la actual Constitución Política del Estado a través de una asamblea constituyente, etc.). Todas esas propuestas son rechazadas por la centro derecha, afirman que representan una "irresponsabilidad", con lo cual desde este sector político se pretende desacreditar la legitimidad de llevar adelante dichas propuestas.
Es indudable que esta eventual izquierdización representa para la centro derecha el resurgimiento de un miedo atávico y también bastante real ante la posibilidad cierta de concretar cambios radicales al modelo de desarrollo neoliberal aplicado en nuestro país, el cual, afirman, es reconocido como exitoso en el exterior por importantes instituciones. Sin embargo dicho modelo, como sabemos, a estado siendo cuestionado por la ciudadanía, que a través de los movimientos sociales desde la calle se pronuncian en contra de él pues sus éxitos no les llegan, y es el responsable de la inmensa desigualdad que existe en nuestro país. Esto está empíricamente comprobado en todas las encuestas y estudios hechos al respecto, que muestran la desesperanza de la ciudadanía respecto a que su situación económica personal no mejorará en el futuro, lo cual indudablemente representa una perdida de credibilidad y consecuente falta de legitimidad al modelo. Esto contradice todo el discurso de la centro derecha, la que incluso ha debido gobernar usando banderas que no son de su ideología. Desde la UDI se ha acusado reiteradamente al actual gobierno de renunciar a sus principios ideológicos, creando momentos de mucha tensión en su sector.
En este contexto Bachelet deberá conciliar sus propuestas para su futuro gobierno con un amplio espectro político. Desde la izquierda se le piden cambios radicales al modelo para hacerse cargo de las demandas ciudadanas, las que si bien es cierto no se identifican claramente con los partidos políticos de izquierda, se ubican más cerca de esas fuerzas políticas que las de la derecha. Por otro lado, desde la alianza, cuyo peso político en el congreso es importante, exigen responsabilidad en las propuestas,  pues afirman que no se puede conceder todo lo que la calle está pidiendo sin poner en riesgo la estabilidad económica (macro) alcanzada.
Cualquier reforma profunda que se pretenda llevar adelante deberá sortear ese obstáculo, salvo que Bachelet gane por una importante mayoría también en la elección parlamentaría, que le otorgue el apoyo requerido en el congreso para realizar su programa. Hoy la gran incógnita es si esa gran mayoría de ciudadanos (mas del 60% del universo electoral) disconformes con el establishment se pronunciará o no con su voto en las elecciones de Noviembre. En España no fueron relevantes en la última elección, pese a que representaban una fuerza desequilibrante. Tampoco fueron muy relevantes en las elecciones municipales del año 2013 en nuestro país.
Si se mantiene el status quo político, es decir, con ambos conglomerados, Alianza y Concertación, repartiéndose el poder por partes más o menos iguales, Bachelet deberá negociar gran parte de su propuesta programática con la centro derecha. Esa ya es historia conocida, y, de ocurrir,  no se espera que se produzcan cambios muy relevantes, salvo que la presión ciudadana sea tal que obligue a realizar cambios importantes al modelo.

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