marzo 28, 2022

Dilemas de la lealtad

 La lealtad presenta dilemas muy complejos y sobre los cuales no existe una sola opinión. Prácticamente es imposible decir que en nuestra vida no nos hemos visto nunca enfrentados a un dilema por causa de la lealtad, ya sea con algún familiar, con amigos y con nuestros conciudadanos o con nuestro país.

Hay muchos ejemplos que se podrían citar al respecto, pero hay uno que por la notoriedad del personaje involucrado es muy ilustrativo:

"El comandante en jefe del ejército confederado de Estados Unidos Robbert E. Lee, antes de la guerra de secesión, llamada también guerra civil Estadounidense, era oficial del ejercito de La Unión. Se opuso a la secesión; más aún, la consideró una traición. Cuando la guerra se avecinaba, el presidente Lincoln le pidió que dirigiese las fuerzas de la Unión. Lee, originario de Virginia y donde estaba toda su familia, rehusó. Había llegado a la convicción de que sus obligaciones con Virginia pesaban más que sus obligaciones con la Unión (el bando contrario a La Confederación del sur) e incluso con su postura que mantenía contra la esclavitud. Explicó su decisión en una carta a sus hijos:

      "pese a toda mi devoción por la Unión, no he sido capaz de hacer a la idea de levantar la mano contra mis parientes, mis hijos, mi casa. [...] Si la Unión se disuelve y el gobierno se desmorona, volveré a mi estado natal y compartiré las miserias de los míos. Salvo en su defensa, no empuñaré más la espada"

El General Lee no podía concebir que tuviese que hacer daño a sus parientes, a sus hijos, a su casa. Pero su lealtad fue aún más lejos, hasta el punto de dirigir a su gente en una causa a la que se oponía.

Como la causa de la Confederación no solo incluida la secesión, sino también la esclavitud, cuesta defender la decisión de Lee. Por otro lado, cuesta también no admirar la lealtad que dio lugar a ese dilema. Pero, ¿por qué debemos admirar la lealtad a una causa injusta? Es posible preguntarse si a la lealtad, en semejantes circunstancias, se le debe dar peso moral alguno. Por qué es la lealtad una virtud y no un mero sentimiento, una sensación, una atracción emocional, que nubla nuestro juicio moral e impide hacer lo correcto, es decir, lo que se debe.

Esta es la razón: a menos que nos tomemos la lealtad en serio, como una exigencia con relevancia moral, no podremos entender el dilema de Lee como un dilema moral en absoluto. Si la lealtad es un sentimiento sin auténtico peso moral, el dilema de Lee será solo un conflicto entre la moralidad y un mero sentimiento o prejuicio. Pero si lo concebimos de esa manera, malinterpretaremos lo que moralmente está en juego."


Texto citado de "Justicia", de M. Sandel.






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