noviembre 27, 2011

Comunicación y epistemología.

Permanente nos comunicamos, resulta casi imposible no comunicar en nuestra cotidianeidad. Y si asumimos que nos comunicamos tenemos que asumir que compartimos un horizonte de sentido común, que disponemos de una serie de símbolos más o menos extendidos y estabilizados, cuyos significados nos resultan comprensibles, de la misma manera, a una cierta cantidad de personas que sostenemos ciertos tipos de relaciones entre nosotros. Esos significados construidos por un acuerdo social, son, en última instancia, el verdadero “material” con el que operamos en el mundo, no una realidad objetiva, pero tampoco una realidad subjetiva: una realidad simbólica, una realidad social.


Estamos acostumbrados a pensar que cada uno ve el mundo según el lugar que ‘le tocó’ o según sus propias configuraciones psíquicas, según "sus" propias percepciones. Sin embargo, si esto fuera así, entonces las diferencias entre las experiencias de unos y otros serían tales que la comunicación no existiría, sería una quimera. Por eso debemos construir acuerdos, convenciones sociales, para lograr entendernos y comunicarnos. Esto nos lleva a concluir que las acciones humanas devienen en actividad con sentido, por estar reguladas u ordenadas simbólicamente.


La realidad en la que operamos no es una realidad positiva -exterior, anterior, independiente de quien la percibe-, sino que es, en tanto realidad conocida, al igual que cualquier otra moción anímica, una construcción simbólica. Operamos en la realidad según la interpretamos y la interpretamos según juegos de sentido históricamente (o bien social o simbólicamente) constituidos.

Con lo que se puede llegar a la conclusión que el objeto conocido es, finalmente, el que una comunidad de sentido considera como tal: una convención social.



Fuente: extraído del material de estudio de una clase de Sicología Social.

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