septiembre 26, 2010

ENTREVISTA A LARROULET EN DIARIO FINANCIERO.

Reproducción de una entrevista al Ministro "Secretaria general de la Presidencia" Cristian Larroulet aparecida en el "Diario Finaciero", con temas de la contingencia política del momento, y con la opinión de una actor central en la estructura del actual gobierno. Por lo tanto es la opinión del gobierno, y en ese aspecto es interesante para tener una visión más informada al respecto de los temas que en estos momentos copan la agenda informativa en lo político. Es también interesante analizar las respuestas del ministro que a veces da la impresión que no entendió lo que se le preguntó, porque muchas respuestas son muy parciales, incompletas a mi juicio. En comunicación esto es muy analizado, ya que normalmente no escuchamos a nuestros interlocutores, predomina en nuestras respuestas nuestro esquema mental que tenemos y que nos hace dar respuestas muy poco objetivas. Si a esto le agregamos que por tratarse de una autoridad de gobierno, éste tiene poco espacio para la independencia intelectual porque se debe a sus superiores y a su actividad, la cual está claramente establecida a priori.

"Sábado 25 de septiembre de 2010, 5:00 AM Economía

Larroulet:

"Este es un gobierno que tiene programa y una agenda clara"

Patricia Arancibia Clavel



Cristián Larroulet no ha tenido descanso desde que asumió la Secretaría General de la Presidencia. Aparecía el más indicado para el cargo ya que aparte de su reconocida inteligencia, siempre ha mostrado una inmensa capacidad para articular acuerdos, sin perder de vista sus objetivos. Pragmático cuando es el caso, uno de sus principales atributos es la perseverancia. Pese a que el gobierno no tiene mayoría en el Congreso, en estos seis meses ha conseguido la aprobación de más de una decena de proyectos, batiendo un verdadero récord si se compara con el mismo período en la Concertación. Su trabajo es más bien silencioso y a su favor está haber alineado a la Alianza, que hoy muestra mayor unidad y compromiso a la hora de legislar.

Nos recibe en la oficina que ocupó Boeninger, a quien admira, y en medio de la vorágine que significa organizar la mesa de diálogo en la Araucanía y el monitoreo de la situación de los comuneros, analiza con serenidad la agenda del gobierno y se da un minuto para fotografiarse junto a la recién izada bandera nacional, a su juicio, el principal símbolo en este Bicentenario.

-¿Hasta qué punto las adversidades que han acompañado al gobierno en estos seis meses, ha hecho descuidar el programa?

-No cabe duda que nos hemos enfrentado a imprevistos y adversidades. Durante el primer mes, tuvimos que abocarnos al terremoto y nuestra tarea principal fue hacer un buen diagnóstico y armar un plan de reconstrucción que fuera equilibradamente financiado en el marco de las necesidades inmediatas y del programa permanente. Subimos algunos impuestos transitoriamente, conscientes de qué y para qué lo estábamos haciendo, pero también hicimos rebajas permanentes, como parte de un criterio de equilibrio.

-El 21 de mayo marcó un giro...

-Sí, a partir de allí desplegamos con mucha fuerza nuestro programa, basado en tres principios articuladores: oportunidades para todos, seguridad social y ciudadana y compromiso con ciertos valores. Nuestro mundo político no tenía aún sentido de coalición de gobierno y nos alineamos. Ahora, el compromiso con esta agenda está comenzando a dar frutos. No quiero ser autocomplaciente, porque queda mucho, pero hay hechos que avalan que nuestras promesas se están cumpliendo.

-¿Por ejemplo?

-En materia económica, el manejo macroeconómico de la reconstrucción. El mejor ejemplo es haber colocado un bono en el extranjero, cuyo tasa es la más baja en la historia de Chile. Las cifras de crecimiento, estancadas bajo el gobierno de Bachelet en 2,8%, hoy superan el 6%; en los primeros 5 meses, llevamos 160.000 empleos y vamos a sobrepasar la meta de los 200.000 anuales; las cifras de inversión están aumentando al 25% y suma y sigue.

-¿Y en materia social?

-Estamos generando una política social distinta al asistencialismo y uno de nuestros proyectos emblemáticos es la creación del Ministerio de Desarrollo Social, una institucionalidad preocupada realmente del tema. Hay una imagen que usa el presidente que es muy explicativa: la de los trapecistas. Éstos necesitan espacio para desarrollar su trabajo, pero tienen abajo una red de protección. Queremos que las personas tengan la seguridad que esa red existe, pero que no deben quedarse en ella. No queremos la sociedad de bienestar propuesta por la izquierda en los 50, sino que apoyar a las personas para que salgan adelante con su esfuerzo. Esto es lo que tiene sintonía con la gente y fue por qué la ciudadanía eligió al presidente.

-Se ha criticado la poca capacidad del gobierno para comunicar sus logros…

-Quizás no comunicamos lo suficiente, dedicados como estamos a trabajar intensamente, pero creo que la ciudadanía reconoce esta nueva forma de gobernar, con sentido de urgencia, con un presidente y equipo cercano y comprometido con los temas y personas. Los hechos adversos –el terremoto, los mineros- le han permitido a la gente darse cuenta de esto.

-¿Hasta qué punto las encuestas guían el accionar del gobierno?

-Este es un gobierno que tiene programa y una agenda clara. Aquellos que actúan en función de las encuestas, andan cambiando de postura y nosotros hemos sido consistentes con nuestros principios en todo lo que hemos hecho. En el caso de los mineros, por ejemplo, aplicamos el principio de subsidiaridad. Si hay una empresa privada que no es capaz de rescatar a 33 personas, el Estado debe actuar. En Barrancones, la precariedad institucional puso en peligro la defensa del medio ambiente, que es parte importante de nuestro programa y ahora se está perfeccionando para que sea ésta y no el presidente el que lo preserve.

-El gobierno no tiene mayoría en el Congreso, por lo que el trabajo de este ministerio es bastante complejo…

-Nuestra tarea es llevar adelante el programa y buscar los mecanismos para que se cumpla el mandato democrático que recibió el presidente. El país quiere acuerdos, quiere ver espíritu de colaboración y nosotros estamos permanentemente buscando los consensos. Pero si finalmente no pueden lograrse, la Concertación tendrá que asumir sus responsabilidades y el castigo político a sus actos que ya los está sufriendo. Vamos a mantener nuestra agenda y proyectar el gobierno hacia delante, aunque nos acusen de ser duros. Con el royalty, por ejemplo, no vamos a bajar la invariabilidad de ocho a cuatro años o quitar el delito de incendio en la ley antiterrorista y no por arbitrariedad o no querer dialogar, sino porque somos consecuentes con nuestro programa.

-¿Cómo pretenden solucionar el problema mapuche?

-Primero, nosotros asumimos la necesidad de un reencuentro con los pueblos originarios. Son siglos de falta de adecuadas políticas, agravadas por la ley indígena y la mala implementación que terminó con el desprestigio de la Conadi. La mesa de diálogo que estamos implementando tiene como eje el Plan Araucanía, que en síntesis implica aplicar los principios de nuestro programa –oportunidades, seguridades y valores- para el pueblo mapuche, respetando su cultura y su dignidad. Será una mesa con representantes del gobierno, del mundo civil y de las comunidades mapuches para iniciar un diálogo muy profundo que nunca antes se había realizado. Espero darle el vamos a la brevedad posible.

-Pero, ello no ha desactivado la huelga de hambre de los comuneros…

-Estamos actuando en todos los frentes planteados por monseñor Ezzati, quien como facilitador del diálogo, tiene toda nuestra confianza y la de los comuneros. Ellos se sienten muy frustrados y han perdido la confianza en el sistema político porque en el pasado se les hicieron promesas que nunca se cumplieron.

-¿Qué están haciendo como gobierno para poner fin a esta situación?

-Hemos hecho el mejor de nuestros esfuerzos, acelerando lo que ya habíamos planteado en nuestro programa en torno a la justicia civil y militar. Ese fue un gesto claro. Ellos reclaman un debido proceso y no tener un doble juicio, por lo que pedimos resolución y discusión inmediata del proyecto que enviamos. También estamos perfeccionado la ley antiterrorista y luego de conversar con monseñor Ezzati, hemos accedido -para que salga más rápido- a separar ambas leyes. Estamos también perfeccionado el tema de los testigos protegidos y dando muestras de seriedad y diálogo que ellos deben valorar. Pero la situación no depende sólo de nosotros, sino del Parlamento y de los comuneros.

-El punto de tope es que ellos desean quitar el delito de incendio a la propiedad privada de la conducta terrorista…

-Si el día de mañana intento quemar La Moneda con el afán de causar temor por razones políticas, ¿qué diferencia hay con el que quiere quemar varias casas con el mismo afán? No se puede hacer una diferenciación entre propiedad pública y privada en este ámbito. Lo que planteamos es revisar las penas al delito de incendio, que en la ley normal son muy altas, pero esto no puede hacerse por decreto, requiere leyes y aprobación parlamentaria.

-Pero iban bien encaminados…

-Ha sido frustraste lo que pasó esta semana en el Congreso, porque teníamos la aprobación del Senado, luego en la comisión de la Cámara y, a última hora, tuvimos un cambio de comportamiento de la Concertación…La oposición comete de nuevo un error de apreciación y no está ayudando a la solución del problema.

-No se ven caminos de solución política y mientras, los comuneros pueden morir…

-No se van a morir. Así como salvamos la vida de los 33 mineros, no vamos a dejar que 34 comuneros mapuches se mueran. Hemos tomado las providencias del caso para que gendarmería y el servicio de salud tenga un seguimiento día a día del estado de estas personas y cuando las condiciones lo ameritan, los hemos trasladado a centros hospitalarios. No vamos a transar en velar por sus vidas, y nos gustaría que hubiera más personas e instituciones que hicieran un llamado a la defensa de ésta.

-Pero, ¿qué hacer si se dejan morir?

-Acorde con la doctrina cristiana, nadie puede quitarse la vida. Hay aquí un tema moral. Nosotros tenemos que evitar que eso suceda. El presidente nos ha señalado que la vida es una prioridad. Está en el sello de este gobierno y nos ha encomendado que tengamos una preocupación especial por la vida. Lo ha hecho con los mineros y lo está haciendo con los huelguistas, dando los pasos pertinentes en correspondencia con el bien común. Nosotros tenemos que precaver la vida de todos los chilenos y no podemos, a raíz de esta huelga, debilitar la legislación antiterrorista pues puede poner en peligro a miles de personas inocentes.

-Ezzati ha planteado que la discusión legal debiera supeditarse a lo humano…

-Yo interpreto esas palabras como un llamado al gobierno, pero especialmente a quienes tienen la decisión sobre sus vidas. Nosotros tenemos una tarea y la estamos cumpliendo. Hubo un traspié en el Parlamento, pero se aprobó una parte importante. Con todo, quienes tienen la última palabra son los propios comuneros."

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