Fiscal Nacional: Jorge Abbott.

Como nunca antes, todo lo que ha rodeado a la nominación y elección del nuevo Fiscal Nacional, se ha constituida en un tema relevante de la agenda publica; en las últimas semanas a estado presente en todos los medios de comunicación y eso llama la atención, pues no ocurrió lo mismo cuando se eligió al fiscal saliente Sabas Chahuán y ni hablar del anterior, casi nadie se acuerdo de ello. Recordemos que esta institución se creo el año 2000, y el primer elegido fue Piedrabuena, pero nadie podría decir que su nominación tuvo la relevancia y la polémica generada con el actual. Jorge Abbott , el cual, a mi juicio, ha sido sometido a una presión mediática extrema que no se merecía, presión que es de esperar no afecte su desempeño. No hay que olvidar que su cargo abarca no solo este gobierno, si no también el próximo, el que eventualmente podría ser de signo contrario.

Recordemos cuál es la misión de la Fiscalia Nacional:

-La investigación y persecución penal de los delitos
-La atención y protección de víctimas y testigos

El combate a la delincuencia es hoy un tema de la mayor relevancia dado el aumento en cantidad y gravedad de este flagelo, por lo que no es extraño que en todas las encuestas aparezca como el tema más importante para la ciudadanía. Como si esto fuera poco, el fiscal nacional deberá además investigar el "financiamiento ilegal de la política", un tema que está latente y que es transversal, por que los involucrados son de las dos mayores coaliciones políticas (Chile vamos, ex Aliansa y Nueva mayoria, ex Concertación). Esta exposición mediática exagerada que han debido soportar los candidatos eventualamente podría afectar su necesaria independencia en el desempeño de su actividad.

Algo muy similar ocurrió con la fallida nominación de Enrique Rajevic, el candidato propuesto por el gobierno al cargo de Contralor General de la República, quien, independientemente de sus atributos profesionales y personales que lo convertían en un buen candidato, finalmente por una supuesta falta de transversalidad no pudo obtener la adhesión necesaria para ser nombrado. Llama un poco la atención que esta falta de adhesión entre los parlamentarios fue no solo de la oposición al actual gobierno, si no también en desde el mismo oficialismo, donde existieron voces disidentes contra Rajevic.

Este fenómeno, que hoy pone el acento en aspectos ideológicos y políticos para unos cargos eminentemente técnicos, es un signo de nuestros tiempos, donde es muy difícil que quienes ocupen altos cargo públicos sean elegidos sin un acucioso examen de su trayectoria en todos los ámbitos relacionados con la necesaria transparencia y competencia que deben tener.

Esto, que se ha convertido en una constante, no ha sido aquilatado adecuadamente por los autoridades responsables de elegir a los candidatos más idóneos, lo que habla de un actitud inocente de éstos respecto a los aspectos comunicacionales implicados en estos procesos, los llamados entornos que rodean a toda actividad. Una posible explicación a esta conducta es que el fiscal nacional tendrá que investigar a fondo los casos de financiamiento ilegal de la política, es decir, están eligiendo a una autoridad que los investigará, y eso no es algo intrascendente por cierto, lo que los limita mucho en su accionar.

En estos casos, tanto el Contralor como el Fiscal Nacional, son cargos que exceden la duración del actual gobierno, pues duran 8 y 7 años respectivamente, por lo que cualquier indicio de parcialidad hacia el programa del gobierno actual restaría independencia para su desempeño en el siguiente gobierno, máxime si éste pudiera ser de signo contrario al actual.

Por lo tanto no cabían aquí los equívocos ni la opacidad, si no elegir candidatos que den garantía de neutralidad. Distinto es que se haya caído en la descalificación, y eso era innecesario para los candidatos.